El profesor era loco de remate, siempre con sus palabras ordinarias (a veces garabatos). Y con su estilo hiperquinético, anidaba de un lado para el otro y hacia el ridículo y además nos dejaba en ridículo frente a cualquier persona con los que estuviésemos hablando, a veces, era hiphopero y se ponía los pantalones a medio cachete porque algunas de mi compañeras los usaban así, y ellas lo molestaban porque el al principio usaba los pantalones hasta la cintura o un poco mas arriba.
Siempre que pasaba la lista, siempre lo hacia nombrándonos por el sobrenombre o por nuestro correo electrónico, y después de pasar lista, nos dibujaba en la pizarra y después se burlaba de nosotros.
Cuando nos íbamos al gimnasio nos hacia correr o si no penitencia, después de correr hacia tirarnos al suelo y hacer puras estupideces.
Lo bueno es que aprendí a reírme de mi misma y de no sentir vergüenza…
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