Siempre se cuestiono en el colegio si realmente la directora se hacia las cirugías plásticas con la plata destinada directamente al establecimiento, nunca se pudo comprobar nada, mas habían indicios poco concretos. Es en ese momento de duda cuando la imaginación colectiva se echa a volar.
Los alumnos, profesores, auxiliares, hasta los padres que no tenían ninguna clase de contacto diario con ella, especulaban acerca de este tema. Todos nos dábamos cuenta de su desmedida vanidad y sus descontroladas ganas de verse mejor.
La señora Laura Millán, a causa de sus invisibles actitudes y escandalosos rumores se ganó el odio de todo el mundo.
Dado el contexto, todos tratábamos de buscar pistas que delataran su infracción, quizás un tajito detrás de la oreja, unos labios protuberantes de un día para otro o los ojos morados por culpa del bisturí. Parece que ella escondía muy bien todo aquello que la delataría. Toda esta situación nos provocaba una duda inmensa y nos volvían locos a todos ya que los rumores eran cada vez más grandes y menos evidenciables. Como colegio el que más nos afectaba era el de las platas destinadas a su estética, plata que era guardada en un saco roto, ya que todas las mañanas era un martirio mirarle la cara. La mayoría se preguntaba ¿Dónde esta la inversión de tanto dinero? Así como a ella la estafan, nos estafan a nosotros. Es indignante, puesto que nosotros cancelamos esos gustos de “vieja loca frustrada” tratando de impedir el proceso natural de su cuerpo.
Anónima
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